Es tarde, y no sé por qué siempre me ha resultado más fácil escribir a estas horas. Las ideas me son mas claras y me resulta sencillo plasmar lo que pienso.
Esta es la semana internacional de la lactancia y desde aquí, mi humilde blog, quiero hacer mi aporte y poner mi granito de arena.
Todo comenzó cuando me quedé embarazada de Mayor. Yo siempre fui una madre muy segura de lo que quería para mis hijos, una fan de Súper Nani. Había que ser firmes, no pasaba nada si lloraban porque se tenían que acostumbrar a dormir ( por ejemplo ). Pero después de todas estas convinciones que rondaban mi cabeza fui madre. Todo cambió.
Empecé a leer libros de Carlos González, Rosa Jové y otros tantos... Se abrió ante mi un mundo lleno de posibilidades infinitas, una nueva manera de ver.
No puedo decir que al principio todo fuese un camino de rosas, como buena madre primeriza estaba llena de incertidumbres y miedos, la lactancia se trastocó y no pudo ser en exclusiva pero descubrí el colecho y la crianza con apego. Con Pequeña fue sin duda más fácil porque la experiencia y el camino que ya tenia hecho ayudó a relajarme, a creer en mi instinto y en mi misma. La lactancia fué un éxito.
Han pasado casi dos años y medio y sigo dando teta a mi hija pequeña. No sé el tiempo que me queda. Quizás, como dicen las malas lenguas, le dé hasta que tenga novio. O tal vez me queden unos pocos meses... El tiempo lo dirá.
Por el camino me he encontrado con comentarios de todo tipo. Desde la señora que me felicita porque es lo mejor que puedo dar a mi hija, hasta la amiga que se escandaliza por dar teta en una mesa donde todos comen. Nunca he podido dejar de pensar por qué existen polos tan opuestos.
Podría profundizar, podría decir que mucha culpa de esto la tiene la sociedad que hemos creado, consumista, llena de prisas, sin tiempo para simplemente...parar y disfrutar del momento. Queremos más, lo queremos todo. Nos han preparado desde pequeñitos para ser uno más, para funcionar como un pequeño engranaje que hace funcionar la máquina de unos pocos... Pero no, mejor no me meto por aquí.
Lo cierto es que mi vida ha cambiado desde que soy madre, me atrevo incluso a decir que soy mejor persona. He aprendido a pensar y anteponer las necesidades de otro a mi misma, a ver la vida desde otros ojos, a llenarme de amor por cada poro de mi piel, a desprender felicidad, a disfrutar viendo llevar un trozo de pan a una hormiga hasta su hormiguero en la mejor compañía del mundo, a decir "te quiero más que a mi vida" y ser del todo cierto, a soñar, a sentir, a amar, a emocionarme por pequeños logros, a enorgullecerme por grandes respuestas... Mi vida nunca será igual, sin duda cada día será mejor.
En lo que a lactancia se refiere creo que es un gran regalo, como dice Carlos González, para toda la vida. Es mi regalo para ellas.