Amargo, dulce, acido y salado son los cuatro sabores clásicos. Si tuviese que elegir alguno de ellos no podría decantarme por uno solo.
Amargo: Desde antes de nacer mi hija mayor tenía muy claro que quería dar el pecho, tenia muy interiorizado que era lo mejor para ella, pero yo no estaba bien. Ahora mucho tiempo después me doy cuenta que eso influyó. Hace poco leí que para que una lactancia tuviese éxito se debía dar con un pecho vivo, un pecho receptivo y dispuesto, pero ese no era mi estado. Tuve depresión post parto y mis hormonas me jugaron una mala pasada. Esto mezclado con el hecho de la inexperiencia y el no saber me llevaron por caminos de dejar llorar, aguantar tres horas entre toma y toma, no colechar... tantas y tantas cosas que recibes de tantos sitios que pierdes el norte de tu propio instinto. Alrededor del mes y medio tuve que empezar a complementar con LA (aquí quiero hacer un inciso para agradecer a mi marido su grandísimo apoyo en este momento que incluso seis años después me remueve aún por dentro) aún así no me resigné y el pecho siguió estando hasta los dos años.
Acido: Los momentos en que no ganaba peso y se quedó en un percentil -3 donde ya no pude seguir luchando y tuve que incluir la leche de formula.
Dulce: La experiencia de pequeña me descubrió un nuevo sabor. Desde el principio todo cambió, yo tomé las riendas de mi vida y sabía lo que quería, tuve un parto en casa respetado y apoyado, no nos separamos, colechamos y todos los comentarios que no eran bien recibidos sencillamente los dejaba pasar. Mi marido estaba a mi lado, apoyándome. La lactancia funcionó y no tuve depresión. Estuvo mamando en exclusiva casi hasta el año porque no le interesaban mucho los alimentos pero comía, probaba y experimentaba. Sé que estaba bien. Ahora con tres años y medio sigue mamando por la noche y cuando tiene un gran disgusto también me pide teta. Sé que no sólo es comida. Sé que también es un lugar seguro para ella. Sé que aunque me digan lo que me digan mi teta está ahí para ella. Sé que no es vicio. Sé que es natural. Sé que somos mamíferos.
Feliz semana de la lactancia.
Creo que lo más importante es creer en lo que uno hace y tener el apoyo de quien importa.
ResponderEliminarEl primer hijo siempre tiene ese punto de laboratorio de pruebas. Supongo que se compensa con que puedan disfrutar de sus papás en exclusiva, pero es cierto que hay muchas cosas que con el segundo son más fáciles. La experiencia es un grado.
Yo tuve una primera lactancia preciosa, pero que me supo a poco. Con un añito nos destetamos porque mi segundo embarazo estaba avanzado y las tres estábamos un poco incómodas. Me hubiera gustado relactarla, pero no surgió de forma natural y yo respeto mucho a mi hija, por lo que no forcé en ningún sentido.
Con la segunda ha sido una lactancia más dura, al ser un bebé de alta demanda y, ademàs, haber pasado un par de mastitis. Pero aquì estamos, con 17 meses detràs de nosotras y disfrutándonos mucho, a pesar de la incomprensión de algunos.
Y ahí está mi marido, que es un pilar fundamental de nuestra lactancia.
Creo que lo que más pena me da es lo que comentas del mayor, que sufre la inexperiencia paterna, cosa que subsanas con el segundo, pero no dejo de pensar que pobrecita ella.
ResponderEliminarSaber lo que uno quiere y ser capaz de defenderlo y contar con alguien al lado que te anima es importante para todos en la familia, el saber que n estas sola y que hay más gente que piensa como tu, también.
Este mundo 2.0 me ha acercado a person que comparten, aunque sea en parte, mi manera de entender la maternidad
Hola. Me ha causado mucha curiosidad em hecho de que digas que tuviste q aguantar 3 horas entre toma y toma. Yo al principio daba a libre demanda, pero eso le ocasionó reflujo a mi bebé y ahora le doy cada 3 horas, llora menos pero ahora mis senos están como descontrolados y siento que mi bebé come menos...
ResponderEliminarDe tanto que me dicen ya ni sé :-(...ser madre primeriza está kñon