martes, 31 de mayo de 2011

Yo y las rabietas de Mayor



Pufff, por mucho que lea o me haya podido informar del tema, esto de las rabietas es como todo, no lo sabes hasta que no lo tienes delante.

Hace cosa así de un año Mayor empezó a tener rabietas, se nos juntó un poco todo la verdad y reconozco que para ella se ha debido de hacer un poco duro. Por aquel entonces nació Pequeña, nos mudamos de casa y empezó el cole. Mayor tenía tres años.

Se que es un proceso evolutivo del niño, que es una fase más y que hay que verlo con comprensión. Para ellos que no dominan del todo el lenguaje les es muy difícil hacernos entender sentimientos que son nuevos para ellos. La rabia, los celos, el enfado, la frustración... son muchos y si para nosotros es difícil controlarlos no digamos más para ellos.

Pero desde nuestra perspectiva de adultos no siempre nos es fácil entenderlos. Las prisas o el cansancio suelen ser malas compañeras y nos hacen sacar al Gran Dragón Feroz que llevamos dentro donde las lágrimas de nuestros adorables pequeños nos sacan de quicio y no somos capaces de sacar a pasear nuestra empata. Nos sumimos en el mundo de "¿en qué nos estamos equivocando?".

El no quererse poner los zapatos cuando llevamos un rato preparándonos para salir de casa, el no quererse comer lo que le hemos puesto en el plato, o sencillamente el no querer meterse en el baño llegan a convertirse en autenticas batallas campales llenas de llantos, enfados, frustraciones y demás por las dos partes.

Muchas veces solo es necesario un poco de paciencia para que se ponga sólo los zapatos, o razonamiento para que entienda que hay que comer de todo, o imaginación para bañar a su muñeco preferido. Otras veces no es tan fácil y la rabia sale y se desborda. En este momento ya no se puede hacer nada, es mejor esperar que se calme y luego intentar hablar de que es lo que pensaba. Por suerte todo pasa y después de la tempestad siempre viene la calma.

El problema es que no siempre es tan fácil y hay veces que recurrimos al castigo o como mi caso de hoy, al cachete. Se ha enfadado conmigo me ha llamado tonta y me ha pegado y claro, me he puesto a su altura y se me ha escapado el cachete. Me he arrepentido al instante claro está y más teniendo en cuenta que abogo por una crianza basada en el respeto... en fin. He de decir que no me siento nada orgullosa de mi la verdad. Luego he respirado hondo, y he pensado que habría hecho con un adulto: Hablar. Pues eso he hecho, le he dicho que me ha dolido mucho que me haya pegado y que me sentía mal porque me ha llamado tonta, que estaba triste, disgustada y enfadada. Tres minutos después ha dejado de llorar, me ha dicho que ya se le ha pasado, nos hemos pedido perdón y todo solucionado.

Mi conclusión: el cachete no me ha servido nada más que para agrabar la rabieta y frustrarla todavía más pero cuando le he dicho como me sentía con lo que había hecho ha reaccionado de una manera positiva. El próximo día intentaré no sucumbir y no frustrarme yo con ella.

6 comentarios:

  1. Chica, paciencia. Piensa que tú también vas aprendiendo poco poco.

    Inma

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  2. no sabes cómo te entiendo!! Estoy totalmente d acuerdo en q la paciencia ayuda y mucho,q la empatía es muy necesaria para llevar con dignidad algo tan dificil como son estos enfados desmedidos... Pero en el dia a dia se suman muchas cosas q requieren un gran esfuerzo por parte d la bien intencionada madre por lo q las buenas intenciones se van olvidando. Me alegro mucho d q el diálogo lo solucionase todo. Has descrito una situación muy propia d nuestra convivencia. Un saludo!!

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  3. De todo se aprende en la vida. A veces estamos cansadas, un poco desbordadas y, aunque sabemos lo que debemos hacer, reaccionamos del modo opuesto. Ánimo

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  4. Somos humanas corazón y como tal a veces nos equivocamos. Es imposible ser perfecta. Lo importante, que de los errores se aprende. Yo tb me equivoqué a veces, los terribles 2/3 años son eso, terribles. No le des muchas vueltas.
    Besosss

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  5. Rebe, en muchas ocasiones necesitamos respirar hondo antes de reaccionar. No siempre es tan sencillo. Así que imagínate para ellos!
    Es totalmente normal tu reacción, la suya.. tambien!
    Un beso.

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  6. Pues eso, que has aprendido del error, y lo demuestras contándolo tan públicamente. No todos se atreverían... más si defienden la crianza con apego :-)
    Ánimo, ser padre es perseverar. Tendemos a identificar la obediencia (inmediata) con nuestro acierto como padres... Es parte de nuestro equipaje. Como dice mi marido, aunque yo les chille, y me pase, siguen queriendo estar conmigo a todas horas... Será que el amor sigue estando ahí.

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